Principios Básicos de la BIBLIA
ESTUDIO 11: LA VIDA EN CRISTO
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11.3.2 ORACIÓN

Otra práctica vital a desarrollarse es la de la oración. Habiéndonos recordado que "hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos", Pablo termina explicando el resultado práctico de entender la obra de Cristo: "Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar... sin ira ni contienda" (1 Ti. 2:5-8). Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro" (He. 4:15,16).

Apreciar realmente que Cristo es nuestro Sumo Sacerdote personal para ofrecer podersamente nuestras oraciones a Dios debería inspirarnos a orar regularmente con fe. Sin embargo, la oración no debe ser solamente ‘una lista de necesidades’ presentadas a Dios; agradeciendo antes de tomar nuestros alimentos, por mantenernos a salvo en nuestros viajes, etc. debería ser una parte importante de nuestras oraciones.

Poner nuestros problemas delante de Dios en oración, debería, por sí mismo, darnos una gran sensación de paz: "Sean conocidas vuestras peticiones [nada es demasiado pequeño para pedirlo en oración] delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús" (Fil. 4:6,7).

Si nuestras oraciones están de acuerdo con la voluntad de Dios, seguramente serán respondidas (1 Jn. 5:14). Podemos conocer la voluntad de Dios por medio de nuestro estudio de Su palabra, la cual revela Su espíritu / mente a nosotros. Por consiguiente nuestro estudio bíblico debe enseñarnos cómo orar y para qué orar, haciendo así poderosas nuestras oraciones. Por tanto, "Si... mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis y os será hecho" (Jn. 15:7).

Hay muchos ejemplos de oración constante en las Escrituras (Sal. 119:164; Dn. 6:10). Mañana y tarde, con unas cuantas oraciones cortas de agradecimiento durante el día deberían ser vistas sólo como lo mínimo.


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