Principios Básicos de la BIBLIA
ESTUDIO 4: DIOS Y LA MUERTE
La naturaleza del hombre | El alma | El Espíritu | La muerte es inconsciencia | La resurrección | El juicio | El lugar del galardón: ¿El cielo o la tierra? | Responsabilidad ante Dios | El infierno | Digresiónes (El purgatorio, Fantasmas y reencarnación, ¿Con qué naturaleza resucitaremos?, El "arrebatamiento") | Preguntas

4.4 LA MUERTE ES INCONSCIENCIA

Por lo que hemos aprendido hasta ahora acerca del alma y el espíritu, se desprende que una persona muerta está totalmente inconsciente. Aunque Dios recordará las acciones de aquellos que son responsables ante Él (Mal. 3:16; Ap. 20:12; He. 6:10), no hay nada en la Biblia que sugiera que tenemos alguna conciencia durante el estado de muerte. Es difícil disentir de esto en vista de declaraciones tan precisas como las siguientes:

- "Sale su aliento [del hombre], y vuelve a la tierra; en ese mismo día [momento] perecen sus pensamientos" (Sal. 146:4).

- "Los muertos nada saben... su amor y su odio y su envidia fenecieron ya" (Ec. 9:5:6). "En el Seol... no hay... sabiduría" (Ec. 9:10) – no hay pensamientos y por lo tanto no hay consciencia.

- Job dice que en la muerte él sería "como si nunca hubiera existido" (Job 10:8); consideró la muerte como el olvido, inconsciencia y la absoluta inexistencia que teníamos antes de que naciéramos.

- El hombre muere tal como mueren los animales (Ec. 3:18); si el hombre sobrevive conscientemente después de la muerte en algún lugar, así también debe ocurrir con ellos, no obstante tanto la Escritura como la ciencia no afirman nada de esto.

- Dios "se acuerda de que somos polvo. El hombre, como la hierba son sus días; florece como la flor del campo... y pereció, y su lugar no la conocerá más" (Sal. 103: 14-16).

Que la muerte es verdaderamente inconsciencia, incluso para los justos, queda demostrado por las repetidas súplicas de los siervos de Dios para que permitiera que se alargaran sus vidas, porque sabían que después de la muerte no podrían alabar ni glorificar a Dios debido a que la muerte es un estado de inconsciencia. Ezequías (Is. 38:17-19) y David (Sal. 6:4,5; 30:9; 39:13; 115:17) son buenos ejemplos de esto. A la muerte se le menciona repetidamente como un sueño o descanso, tanto para los justos como para los inicuos (Job: 3:11,13,17; Dn. 12:13).

Ya hemos reunido suficiente evidencia para afirmar de manera contundente que la idea popular de que los justos van a un estado de arrobamiento y galardón en el cielo inmediatamente después de su muerte, sencillamente no se halla en la Biblia. La verdadera doctrina de la muerte y naturaleza del hombre proporciona una gran sensación de paz. Después de todos los traumas y penas en la vida de un hombre, el sepulcro es un lugar de olvido total, Para aquellos que no han conocido los requerimientos de Dios, este olvido durará para siempre. Nunca más surgirán los viejos agravios de esta trágica y frustrante vida natural; ya no aparecerán ni nos amenazarán las fútiles esperanzas y temores de la mente humana natural.

En el estudio de la Biblia hay un sistema de verdad a descubrir. No obstante, lamentablemente, hay también un sistema de errores en el pensamiento religioso del hombre debido a su desatención de la Biblia. Los desesperados esfuerzos del hombre por suavizar la finalidad de la muerte lo han llevado a creer que él tiene un ‘alma inmortal’. Una vez que se ha aceptado que existe dentro del hombre un elemento inmortal, se hace necesario pensar que éste va a algún lugar después de la muerte. Esto ha llevado al pensamiento de que al morir debe haber alguna diferencia entre el destino de los justos y el de los inicuos. Para acomodar esto, se ha concluido que debe haber un lugar donde vayan las ‘almas inmortales buenas’, llamado Cielo, y otro lugar donde vayan las ‘almas inmortales malas’ llamado infierno. En páginas anteriores hemos mostrado que un ‘alma inmortal’ es una imposibilidad bíblica. Ahora analizaremos las otras falsas ideas inherentes al razonamiento popular:

1. Que el galardón para nuestra vida se da al morir por medio de asignar a nuestra ‘alma inmortal’ a un cierto lugar.

2. Que la separación entre justos e inicuos ocurre al morir.

3. Que el galardón para los justos es ir al cielo.

4. Que si todos tienen un ‘alma inmortal’, entonces todos deben ir ya sea al cielo o al infierno.

5. Que las ‘almas’ inicuas irán a un lugar de castigo llamado infierno.

El propósito de nuestro análisis no es sólo negativo; al considerar estos puntos en detalle, creemos que expresaremos muchos elementos de la verdad bíblica que son partes vitales de la verdadera situación referente a la naturaleza del hombre.


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