Principios Básicos de la BIBLIA
ESTUDIO 8: LA NATURALEZA DE JESÚS
Introducción | Diferencias entre Dios y Jesús | La naturaleza de Jesús | La humanidad de Jesús | La relación de Dios con Jesús | Digresiónes ("Siendo en forma de Dios") | Preguntas

8.1 INTRODUCCIÓN

Una de las más grandes tragedias del cristianismo es que el Señor Jesucristo no ha recibido el respeto y la exaltación que se le deben por su victoria sobre el pecado, por medio del desarrollo de un carácter perfecto. La ampliamente popular doctrina de la ‘Trinidad’ convierte a Jesús en Dios mismo. En vista de que Dios no puede ser tentado (Stg. 1:13) y no tiene posibilidad de pecar, esto significa que Cristo en realidad no tuvo que luchar contra el pecado. Por lo tanto su vida en la tierra fue un engaño, viviendo toda la experiencia humana, pero sin ningún interés verdadero en el dilema espiritual y físico de la raza hunana, en vista de que esto no le afectaba personalmente.

En el otro extremo, grupos como los mormones y los Testigos de Jehová no aprecian debidamente el prodigio de que Cristo sea el Hijo unigénito de Dios. Como tal, él no pudo haber sido un ángel ni el hijo natural de José. Algunos han sugerido que durante su vida la naturaleza de Cristo fue como la que tenía Adán antes de la caída de éste. Aparte de la falta de la evidencia bíblica de esta idea, no se aprecia que Adán fue creado por Dios del polvo, mientras que Jesús fue ‘creado’ al ser engendrado por Dios en el vientre de María. De modo que, aunque Jesús no tuvo un padre humano, fue concebido y dado a luz como nosotros. Muchas personas no pueden aceptar que un hombre de nuestra naturaleza pecadora pudo tener un carácter perfecto. Es este hecho lo que constituye un obstáculo para una verdadera fe en Cristo.

Creer que Jesús fue de nuestra naturaleza, pero sin pecado en su carácter, venciendo siempre sus tentaciones, no es fácil. Se requiere mucha reflexión en los relatos del evangelio acerca de su vida perfecta, junto con los muchos pasajes bíblicos que niegan que él fue Dios, para llegar a un firme entendimiento y fe en el verdadero Cristo. Es mucho más fácil suponer que él era Dios mismo, y por lo tanto automáticamente perfecto. No obstante, esta idea rebaja la grandeza de la victoria que Jesús ganó contra el pecado y la naturaleza humana.

El tenía naturaleza humana. Esto significa que conpartió cada una de nuestras tendencias pecaminosas (He. 4:15), sin embargo las venció por medio de su compromiso con los caminos de Dios y procurando Su ayuda para vencer al pecado. Dios se la dio con gusto, hasta el grado de que "Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo" por medio de su propio hijo (2 Co. 5:19). Cuando Jesús nos pide compartir su yugo a fin de que podamos encontrar descanso (Mt. 11:29) la idea es de que él fue ‘un buey’ como nosotros, de la misma naturaleza, aunque mucho más fuerte.


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